Aprendizaje en dos idiomas en el desierto: Las escuelas de California exploran el potencial de nuevas oportunidades bilingües
En California, las escuelas bilingües crecen porque las familias las eligen.
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“Yo me siento muy feliz porque yo hace mi proyecto”, dice un pequeño estudiante rubio de tercer grado, sentado en la alfombra.
“Hice mi proyecto”, corrige la profesora María Lomeli a través de un micrófono conectado a unos altavoces situados a un lado de los que se encuentran reunidos.
Es un comienzo tranquilo del 100º día de clase en la escuela Ronald Reagan Elementary del Distrito Escolar Unificado de Desert Sands, en Palm Desert, California. Lomeli lleva cinco años trabajando en el campus, y tiene el aula preparada para fomentar un ambiente tranquilo. Mientras los alumnos cuentan cómo se sienten ese día, los altavoces reproducen una suave música de piano acompañada de sonidos de la naturaleza: el canto de los pájaros y el susurro de las hojas.
Relajada, despreocupada y bilingüe —es notable, sobre todo en el contexto de la historia de la agitada política de enseñanza de idiomas de California. De 1998 a 2016, la pacífica clase bilingüe de Lomeli probablemente habría sido ilícita, enmarcada por presiones políticas y, sobre todo, ilegal según la ley de California.
Durante la mayor parte de los últimos treinta años, los defensores de la enseñanza exclusivamente en inglés emprendieron una dura batalla a fin de impedir que las escuelas ofrecieran educación bilingüe a los estudiantes que aprenden inglés (o EL, por sus siglas en inglés) del estado. En 1998, los activistas conservadores —apoyados por una amplia mayoría de votantes blancos y votantes republicanos— impusieron un mandato de enseñar únicamente en inglés en las escuelas estatales de Kínder a grado 12, argumentando que la educación bilingüe era ineficaz para promover el desarrollo lingüístico y académico de los estudiantes EL.
Algunos alegaron que el desarrollo de idiomas que no fueran el inglés en las escuelas separaba a los niños de sus compañeros con dominio del inglés y ralentizaba la integración de los niños inmigrantes en sus escuelas y en la sociedad en general. Jaime Escalante, el maestro de Los Ángeles cuyo trabajo inspiró la película Stand and Deliver, hizo hincapié en este punto, sosteniendo que “las escuelas de California [se vieron] obligadas a utilizar la educación bilingüe a pesar de la oposición de los padres” en los años anteriores al mandato de enseñar solamente en inglés.
No obstante, los datos sobre el experimento de dar clases sólo en inglés en California fueron en gran medida desalentadores. Por eso, en el año 2016, los votantes revocaron el mandato estatal que imponía enseñar exclusivamente en inglés. Desde entonces, las escuelas de California han empezado a reconstruir —a trompicones— un nuevo sistema multilingüe de Kínder a grado 12. Esta vez, el estado está desarrollando una amplia variedad de programas bilingües —incluidos los populares modelos de inmersión en dos idiomas (o DLI, por sus siglas en inglés)— para atender a las diversas prioridades de las familias, independientemente de los idiomas que hablen en casa.
Tal vez la calma reinante en el aula de Lomeli se deba a ese cambio: las oportunidades de aprendizaje bilingüe se ofrecen ahora como una opción que las familias pueden elegir, y no como un mandato general. El educador profesional Daniel Salinero, en su cuarto año como maestro de primer grado en Reagan, así lo cree. “Una de las diferencias entre ahora y los años 90, cuando enseñaba en educación bilingüe”, dice, “es que entonces se les canalizaba de esa manera. Aquí, los padres quieren que su hijo esté en el programa”.
Hay buenas razones para que las familias elijan el DLI, una versión de la educación bilingüe en la que los estudiantes aprenden conceptos académicos en ambos idiomas y el dominio de ambas lenguas es un objetivo clave. Los estudios realizados sugieren que estos programas son la forma más eficaz de que las escuelas apoyen a los estudiantes EL, particularmente cuando son lingüísticamente equilibrados y cuentan con hablantes nativos de ambos idiomas. En California —y a lo largo del país— muchas familias que hablan predominantemente el inglés también se sienten atraídas por la posibilidad de educar a sus hijos de forma bilingüe.
Desert Sands lanzó sus programas DLI en 2019 como una forma de servir mejor a sus estudiantes que aprenden inglés, que representan más del 20 por ciento del cuerpo estudiantil de Reagan. Mientras tanto, en Jackson Elementary, el otro programa DLI del distrito, casi el 50 por ciento de los alumnos son estudiantes EL que hablan español en casa.
El primer año fue difícil —algo normal en la implementación de cualquier programa educativo nuevo—, pero la pandemia drásticamente dificultó el trabajo de los maestros. “Me trasladé de una escuela donde enseñaba en cuarto y quinto grado a estudiantes hispanohablantes a [aquí], donde enseñaba Kínder a estudiantes no hispanohablantes que no tenían ni idea de lo que estaba diciendo”, cuenta Lomeli. “Y luego tuvimos que cerrar y me tocó enseñar en línea y…”.
Lomeli deja de hablar. Salinero añade: “Se puso peor”.
Pero a medida que la pandemia fue remitiendo y las escuelas reabrieron, los programas DLI de Desert Sands fueron avanzando hacia su plena implementación, incorporando un grado más cada otoño. Los estudiantes de Kínder que inauguraron el programa en 2019 completarán sus años de escuela primaria como alumnos de quinto grado, cada vez más bilingües, a finales del curso 2024-25.
“Creo que también ha ayudado mucho el apoyo de los padres”, afirma Juan Gutiérrez, maestro de primer grado de Reagan. “Tenemos mucha suerte de contar con eso. Todos los padres están muy involucrados… Quieren que los niños estén en el programa. No es que la escuela elija a los estudiantes. Los padres están, como, activamente buscando el programa de dos idiomas para que sus hijos puedan llegar a ser bilingües y sepan leer y escribir en ambos idiomas”.
Los responsables de Desert Sands dicen que ésta es una de las virtudes del nuevo y floreciente momento en la educación bilingüe en California: da a las familias la oportunidad de optar por programas bilingües o DLI en función de la fuerza de los numerosos valores de estos programas. El distrito aspira a que los campus DLI sean diversos y equilibrados, con un tercio de los estudiantes que domine el español, un tercio que domine el inglés y un tercio que llegue a Kínder con competencias bilingües emergentes en ambos idiomas.
Este objetivo es alcanzable aquí, en el condado de Riverside, donde más de la mitad de los hogares hablan una lengua distinta del inglés en casa. Además, el DLI funciona tal y como se prometió. En un clarividente artículo publicado en 2009, la investigadora Laurie Olsen señalaba que existe un verdadero potencial en presentar “la cultura y el idioma como activos para los niños y las familias, dos idiomas como mejores que uno y las competencias interculturales como necesarias para todos los estudiantes en una sociedad global del siglo XXI”. Al hacer de los programas bilingües una opción disponible para familias de orígenes lingüísticamente variados, en lugar de una asignación obligatoria, los líderes educativos estatales y locales han ampliado la base de apoyo político al bilingüismo.
Este enfoque está creando aulas tranquilas como la de Lomeli, pero también conlleva sus propios costos. El primero de ellos es que el profesorado bilingüe del estado se redujo considerablemente durante el periodo de enseñanza exclusivamente en inglés, y todavía no se ha invertido lo suficiente en recuperarlo. Esto dificulta el rápido crecimiento de las aulas bilingües y DLI del estado. La consiguiente escasez de cupos bilingües plantea un reto: cuando los distritos hacen sitio para las familias con dominio del inglés en sus programas DLI, pueden reducir inadvertidamente el acceso de los estudiantes EL—y las oportunidades clave para desarrollar su incipiente bilingüismo.“Tenemos una población diversa”, señala Salinero, “tenemos hablantes nativos de español y hablantes nativos de inglés, y tienen diferentes necesidades e intercambian ideas entre sí”. Al aclarar las prioridades locales desde el principio en su Plan Maestro para Estudiantes Multilingües e insistir en tratar el dominio del español y el dominio del inglés por igual como activos valiosos, el distrito está aprovechando el nuevo terreno que los votantes de California abrieron en 2016.
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